top of page

Posadas ciudad-parque

Actualizado: 25 jun 2020

Por Gonzalo Peltzer 23 de febrero de 2020


Quizá haya sido la película Metrópolis, de Fritz Lang (1927), la que propagó la idea de que el futuro sería gris para las ciudades. Metrópolis inspiró a las dos Blade Runner y también debe haber contagiado el gris a la Ciudad Gótica de Batman y el Guasón. Curioso es que hace tan poco nos imagináramos las ciudades del futuro como inmensos bloques de cemento y sin naturaleza viva. Las novelas y películas de ciencia ficción suponen un futuro catastrófico en un mundo superpoblado, o una sociedad que intenta rearmarse después de la guerra nuclear que ha dejado el planeta devastado. Si le interesa el tema y todavía no la leyó, le recomiendo The Road (2006), de Cormac McCarthy, que llegó al cine de la mano de John Hillcoat. En castellano tanto la novela como la película se llaman La Carretera, pero le advierto que son estremecedoras, como casi todo lo que sale de la pluma de McCarthy.


Las ciudades del futuro pueden ser muy otras. Y mucho más Posadas o cualquiera de las de Misiones, pero especialmente nos ocupa Posadas. Y uso el plural porque incluyo a unos cuantos preocupados por el futuro de una ciudad que, si no cuidamos su hábitat, puede terminar como la horrenda Metrópolis o como el desierto de Mad Max. Me refiero a la gran cantidad de comentarios que siguieron a las cuatro columnas publicadas en enero sobre la sombra en nuestras ciudades y también al artículo de Ricardo Barrios Arrechea, que se apareció en la edición del miércoles pasado, en el que mencionaba un elenco de fortalezas que aportan los árboles a las ciudades. 


Es así nomás: la sombra para los humanos no es la única gran virtud de los árboles, pero podemos englobarlas a todas en la expresión queremos sombra, que significa cabalmente nuestro deseo de una ciudad que convive con el monte (o un monte que convive con la ciudad). Lea despacio las razones que traduzco de The Nature Conservancy, un think tank mundial dedicado a la conservación del medio ambiente:

1. Cada árbol filtra más de un tercio de la contaminación por combustión que se produce en un radio de 400 metros.


2. Baja hasta dos grados la temperatura de las ciudades, con un considerable ahorro de la energía que usamos para enfriar los edificios.


3. Al mejorar la calidad del aire, se reducen las enfermedades cardíacas, los infartos y el asma.


4. Favorece la biodiversidad porque da hábitat a más aves locales, a las migratorias y a los insectos que polinizan nuestras plantas.


5. Reduce los niveles de obesidad de la población, porque la naturaleza hace agradable el ejercicio físico al aire libre.


6. Minimiza los efectos adversos de los factores climáticos, como las inundaciones y la contaminación de ríos, arroyos y lagunas.


7. Reduce el estrés, porque interrumpe los patrones artificiales que son más propicios a la ansiedad y a la depresión.


8. Sube el valor de las propiedades…

Ahora piense en una ciudad-parque, poblada de árboles, de monte, de sombra fresca, de galerías de árboles en todas sus calles, de bosques urbanos inmensos…  Casi sin inversión –solo requiere tiempo– además de todas estas fortalezas, Posadas sería un atractivo turístico de primer orden mundial.



3 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page