Con motivo del Bicentenario de la Revolución de Mayo, con la ambiciosa aspiración de un país siempre más federal, desde el Ejecutivo nacional se conformó el equipo técnico que publicó en el año 2010 el Plan Estratégico Territorial (PET) para Argentina. El plan busca convertir en políticas de Estado, la conformación de un territorio nacional que equilibre las asimetrías, que atomice las centralidades y reconozca en cada provincia corredores que potencien sus economías regionales. Comprende la necesidad de fortalecer las transacciones comerciales con los países limítrofes, y en especial con el Mercosur.
Era necesario que empezáramos a definir un proyecto de país, trazando rumbos con la energía, con el transporte, con la inclusión social como bandera. Se discuten ampliamente las infraestructuras necesarias para impulsar el crecimiento productivo, como fue la modernización y permanente actualización de una vía de comunicación clave como es la ruta nacional 12 en toda su extensión dentro de nuestra provincia.
Hacia 2015, el desafío del PET era trascender las gestiones y volverse realmente una política de estado, acciones que Argentina busca concretar mas allá de la administración temporal que esté en el Ejecutivo. Afortunadamente, la gestión que estuvo hasta 2019 comprendió el espíritu del plan y lo continuó, publicando la primera revisión en 2018. Al conjunto de obras necesarias para esta región lo llamó Plan Belgrano, pero este no era más que un capítulo del Plan Nacional.
El PET 2018, si bien cambia algunas prioridades, fundamentalmente ratifica a este documento como un instrumento que plasma la visión del país al que aspiramos arribar en los próximos años. Ademas de incorporar como parte del plan a los Objetivos de Desarrollo Sostenible a los que Argentina adhirió en Naciones Unidas en 2015, esto le da a la nueva versión un carácter mas global o continental comparado con la primera versión mas preocupada por la integración con nuestros países limítrofes.
En el caso particular de Misiones, el PET reconoce en la provincia tres cualidades que la definen, su forestoindustria, su turismo y su privilegiada ubicación regional.
Sobre la forestoindustria establece prioritario mejorar las vías de comunicación con el país, la mencionada ruta 12, la ruta 14 y -curiosamente- potenciar y rescatar todos los puertos misioneros sobre el río Paraná. La madera de Misiones tiene que abastecer a toda la Argentina, contamos con toda la tecnología y la formación para lograrlo.
En cuanto al turismo, es primordial entender que es una industria como cualquier otra, así como unos fabrican computadoras, nosotros producimos experiencias y buenos recuerdos para todos aquellos que nos visiten. Requiere lo mejor de nosotros, capacitación, profesionalismo y un horizonte que ya es una realidad concreta en nuestra provincia: el turismo sustentable. Esta modalidad les permite a los viajeros, internos o del exterior, disfrutar de la naturaleza de una manera amable con el ecosistema, sin dejar una huella que deteriora las cosas con el tiempo, cuidar nuestros paisajes para que las próximas generaciones puedan disfrutarlos igual que nosotros.
Y por último, nuestra privilegiada ubicación, como rótula que articula a la Argentina con Brasil y Paraguay e incluso vincula a estos países entre ellos creando el primer corredor comercial entre Encarnación y Porto Xavier con la concreción de un nuevo puente internacional sobre el río Uruguay.
En la actualidad el PET sigue siendo un documento vigente, que refleja nuestro proyecto de país, las provincias buscan organizar programas nuevos que vayan respondiendo a las propuestas del plan y siempre es una discusión el pedido de financiamento tanto de nación como de organismos internacionales para concretar sus obras.
Hoy se plantea la necesidad de actualizarlo y hacerle los ajustes que sean pertinentes para la nueva normalidad que se plantea a nivel mundial, sumado a los cambios que propone el cambio climático. ¿Es necesario seguir esperando al gasoducto del NEA cuando el futuro son las energías renovables?
Sería oportuno plantearle al gobierno nacional la urgencia de no perder de vista a este valioso documento, aún más sabiendo que la administración actual está integrada por muchos de aquellos que fundaron y firmaron la primera versión del plan hace ya más de diez años. Incluso todos podríamos empezar a pensar que los avances sobre estos proyectos sea una de las varas con la que se midan las gestiones nacionales, revisando al final de cada período cuánto hizo cada gobernante por aportar a cumplir esto que nos propusimos.